Sólo recuerdo anhelos,
el hábito de desearte nocturno y encarcelado.
El aliento de desayuno inquieto, llenando ausencias;
los párpados de agua y la luz en la ventana.
No descanso.
Vigilia de las farolas calladas,
siempre alerta, siempre mudas...
de las playas sin sueño y a lo lejos, el hogar del viento.
En mi caja de plata laten dos sílabas,
brújulas de ciego, principio y final, todo y mitad.
Hazme el verano con tu primera mirada,
la de rojo y envuelta,
la de una tarde de agosto,
la del vuelco en el alma y vestido nuevo.
Hazme la primavera y el despertar anochecido.
Inventa la máxima ternura, lo imposible...
Salta sobre los charcos de nube.
Haz de las calles senderos de plumas
y de mi cuerpo nostalgia.
Ven.. que mi vida sale a recibirte.
A tu encuentro amor..
Sólo tuya amor..
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