Lucas vuela hacia mí
entre las confesiones
y los brindis que habitan
el viejo Café Cinema.
Caen las postales
desde el cielo de su boca
y me invita a morder
nuestro sueños.
Me arrastra de la mano
hasta el final de las avenidas
agotando vino y versos
(Schiller calla y yo le beso)
Me hace el verano
con su mirada
y me regala lunas
de perfil,
de frente
y de costado.
Kruezberg duerme...
Y Lucas llena
de verbos la almohada
y es nube baja;
y punto cardinal
entre las sábanas.
Me habla sobre
su origen danés
y yo apuro un cigarro
porque vuelve a caer
otro aguacero sobre Berlín...
Y del suelo al techo
ya todo es amor descalzo...