Defiendo
los instantes,
se me
escapan como arena entre los dedos.
Con las
dentelladas del aire pobre agarrado a mi garganta.
Con las
libélulas pastando en mi lengua.
Siento
un pequeño morir encerrado en el trastero.
Ya
muero con mi vientre helado.
Soy
mitad escarcha y mitad luna.
Soy ya
del suelo.