De mi
caída en tu piel hablan con certeza las orquídeas.
Bellas
y eternas, de amor en vena y humedad
guiada hasta la luz en blanco.
Acurrucadas mis miradas sobre tu vientre… leyendo cada milímetro de tu piel
Al calor del atardecer es sabia la lectura acompañada por el eco de una sola voz.
El aire aspirado por ti es nuevo en mi pecho,
entra sigiloso amparado por el dulce desorden de besos y asaltos de abrazos
gritados.
Es en ti, donde la fragancia de la maestría
amante desnuda el viento; los vientos que soplan en una misma dirección.
Y se estrecha mi única razón contra tu pecho…
Cuentos de luna en tus pupilas…
Sobrevuelo el mundo guiada por la brújula de
tu espalda…
Altura en mar, vuelo en agua.
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